Tutorial Arco de Ratan.
Me ha costado horas subir todas las fotos, así que espero que esto os sirva de algo.No empeceis ahora, por favor, a llenar el hilo de agradecimientos y exclamaciones de admiración.
Mejor, haced preguntas y/o comentarios que sirvan para enriquecer el hilo, y sirva de ayuda a quien
quiera hacerse algún arco parecido.Gracias.El ratan o caña de Manila (
http://es.wikipedia.org/wiki/Calamus_%28planta%29),
es una madera blandita, pero muy flexible y de fibra continua, con la que,
teniendo el diámetro adecuado, se pueden hacer buenos arcos rápidamente.
Aquí explico visualmente cómo hice uno la semana pasada.
Parto de dos cañas de unos 4 cm. de diámetro. Como son cortas (no tenía una vara larga esta vez)
hay que unirlas por el medio. Lo primero que hago es cortar el sobrante buscando que ambas partes
tengan los nudos más o menos coincidentes. Al final, tengo un par de varas de unos 75 cm. cada una.
Aún habrá que acortar el arco… Con 4 cm. de diámetro, el arco no podrá ser muy potente, pero esto
es lo que me han pedido en esta ocasión.
Las partes sombreadas son las que hay que eliminar. He medido unos 7,5 cm. a partir de cada extremo.
Si el arco fuera a ser más potente, el empalme sería de unos 10 cm. (4”).
“ es la abreviatura de pulgada,
por si alguien no lo sabía.
Con la sierra de cinta, corto las partes sombreadas que vimos.
Si no se tiene sierra de cinta, se puede hacer con una manual.
Y así encajan las partes.
Se usa cola epoxi a discreción, rellenando
bien los huecos que hubieran podido quedar. ¿Podría usarse un adhesivo
primitivo? Con un arco de escasa potencia, quizá, pero mejor no correr riesgos.
Desde luego, con ningún arco de más de 35 libras yo usaría ninguna otra cosa
que no fuera epoxi o cola de poliuretano. Ventajas de la técnica moderna, lo de
poder ensamblar sin riesgos dos varas cortas para hacer un arco. Se podría usar
cola animal, y quizá reforzar la unión con un par de estaquillas transversales, pero
yo no me fiaría mucho. La humedad ambiental o la de la mano podría ablandar la cola
y adiós ensamble.
Una vez seca la cola epoxi, se miden 10 cm. (4”) para marcar el centro y la empuñadura del arco.
Y se mira dónde está la parte
cóncava de la vara para dejarla como dorso del arco.
Ya sé que mucha gente piensa aún que un arco debe tener
forma de arco (o de banana) antes de tener puesta la cuerda. Pues no.
La idea es que la tenga pero
al revés. Es decir, que los extremos del arco
sobrepasen la vertical
hacia delante, no hacia atrás.
Si tuviera el arco la misma forma con cuerda que sin ella, significaría
que con la cuerda puesta, aún no estaría en tensión, con lo que ésta no
empezaría hasta que se empezase a tirar hacia atrás. Es un desperdicio de
energía. Mejor que, al soltar la cuerda, el arco trate de volver a su forma
original más allá de la vertical, y así mantiene la velocidad de recuperación
hasta el último instante.
Si el arco tiene forma “
deflex” (es como se llama cuando los extremos del
arco -sin cuerda-miran hacia el arquero), perderá velocidad en las últimas
pulgadas del recorrido de recuperación de la cuerda al soltarla.
Si, por el contrario, el arco es
“reflex” (los extremos del arco -sin cuerda- miran
hacia la diana a la que se apunta) la cuerda mantendrá su velocidad de
recuperación hasta el final.
Herramientas de desbaste o corte grueso. Cada cual que use aquella con la que se halle
más a gusto, y sea más preciso.
Personalmente, paso al bastrén en cuanto puedo, porque controlo mejor la profundidad de los cortes.
La vara colocada en el “burro”, lista para empezar a desbastar. Recomiendo hacerse un banco o “burro” de éstos si se va a trabajar
la madera en forma de varas, estacas o piezas largas. Tradicionalmente se usaba para hacer duelas de barril, patas de silla, arcos,
mangos de herramienta y piezas alargadas similares. Googleando su nombre en inglés (
shaving horse) se encuentran planos,
kits y bancos enteros. Hay básicamente dos variantes, con pieza central (como el de la foto) más antiguo y aún usado en Europa continental;
y con una pieza móvil a ambos lados del asiento, y un travesaño central (un poco como si fuera una escalera), más moderno y usado más
en las Islas Británicas y Norteamérica.
Ambos modelos tienen ventajas e inconvenientes.
Las primeras virutas. Obsérvese que el bastrén debe ser llevado siempre en diagonal, como la cuchilla de una
guillotina.
Una primera prueba de flexión apoyando un extremo del arco en el suelo, el otro en una mano y apoyando
con la otra en la empuñadura.
No hay que quitar mucha madera para que el arco empiece a flexionar. Aquí, el arco visto de frente.
Y aquí, visto de perfil. Se puede ver que apenas se han rebajado 1 cm. de madera (o menos), y ya flexiona.
Antes de poner la cuerda de equilibrar, hay que hacer en los extremos unas muescas donde sujetarla.
El arco listo para ver la primera flexión. El taco superior donde se apoya el arco (tiene una muesca en la que entra el
mango) está fuertemente atornillado a la pared. Abajo del todo se aprecia la polea por la que pasa la cuerda de tensión,
y en medio, un dinamómetro para controlar en todo momento que no se sobrepasa la potencia buscada. Véase
también que la cuerda de equilibrar es mucho más larga que la cuerda que llevará al final el arco, para no tensarlo innecesariamente
en estos primeros pasos del equilibrado y no fatigar prematuramente la madera.
El primer estirón. La flexión parece bastante regular. Nótese (trazando una línea recta imaginaria entre punta y punta del
arco) que en realidad sólo se ha tensado como si tuviera puesta la cuerda definitiva, y el arco estuviera en reposo.
Así todo, los extremos de las palas aparecen algo rígidos.
Hay que remediarlo afinando las puntas.
El resultado tras cortar el sobrante de madera.
Y el resultado en tensión. Parece todo regular, así que toca seguir quitando madera y afinando las palas.
Al estirar, no hay que mantener el arco estirado más de uno o dos segundos. Lo justo para ver por dónde
dobla como es debido, y por dónde no. Mantener el arco tensado más tiempo equivale a fatigar la madera.
Y mantenerlo a plena apertura más de dos segundos ees correr riesgo de que se rompa, o que la madera
siga la cuerda irremediablemente. Son arcos de madera, no de fibra de vidrio...
Como ahora hay que ir ya poco a poco, se cambia de herramientas y de procedimiento: escofina y rasqueta
(cuchilla de ebanista) ya no se puede cortar madera, sino limar y rascar.
Mejor llevar la escofina en diagonal, para no crear depresiones importantes en el vientre, que serían puntos débiles. Cuando toda
la superficie del vientre presenta marcas de los dientes de la escofina, se cambia de herramienta.
Con la cuchilla se rascan y eliminan las marcas de la escofina. Si no se tiene una cuchilla de ebanista, esto se puede hacer con un
cuchillo o navaja bien afilado. Se trabaja con ambas manos, pero yo necesitaba una para hacer la foto. Importante llevar también el filo
en diagonal, para no crear escalones, o líneas perpendiculares, llamadas “trastes de guitarra” o “efecto tabla de lavar”. La superficie del
vientre debe quedar lisa. No pulida, pero sí lisa.
Otro estirón para comprobar la regularidad de la flexión. El dinamómetro sigue sin mostrar más de las 30 libras
finales que debe tener este arco. No se debe tampoco estirar de repente hasta esa apertura, sino ir "bombeando"
poco a poco: un estirón sin brusquedad hasta las 10 pulgadas, soltar suavemente, estirar suavemente hasta las 11,
soltar suavemente... estirar suavemente hasta las 13... y donde el dinamómetro marque la potencia final, parar.
Ya habrá tiempo de llegar a esa potencia a las 28 pulgadas de apertura que se considera el estándar.
Como todo parece doblar equilibradamente, se le pone ya una cuerda al arco de la misma
longitud que la que tendrá al final, la de lanzar flechas. Y ahora se ve que la pala de la izquierda
es algo más rígida.
El primer estirón muestra sin embargo lo contrario. A veces ocurre que en reposo
una pala parece más débil, pero al estirar, la otra cede y se equilibran. O no.
De todas formas, el arco está bastante equilibrado, pero se ve que los extremos
pueden dar más tensión aún.
Mejor recurvarlos un poco.
Para empezar, se elimina, rascando, la corteza de la vara. Así la madera podrá
absorber mejor el agua que facilitará el curvado.
Con el extremo de la pala bien mojado, se va calentando. En este caso,
con un decapador térmico. Nada primitivo, pero eficaz. Si no, se puede
calentar sobre una llama, o sobre brasas. También se puede cocer el arco
entero, si se dispone de un recipiente lo suficientemente
largo. Yo tengo un tubo de acero de 2 m, en el que hago hervir durante un par
de horas estacas enteras, pero en este caso, no merece la pena tanto montaje.
También se puede vaporizar sobre un recipiente con agua, y usar una toalla para
cubrir la parte del arco vaporizada, o papel de aluminio.
Y también se puede sustituir el agua por aceite cuando se
aplica calor directo.
Como el calor directo evapora el agua, hay que remojar casi
constantemente, para no quemar la madera. En cualquier caso, ésta debe alcanzar
los 130 grados (no hace falta termómetro: si quema al tocarla, vale). En ese
momento la madera es flexible como goma. En cuanto se enfría, se vuelve a
endurecer.
Rápidamente, se aprieta el extremo del arco
contra un molde, o, como en este caso, contra una superficie recta, entre dos
puntos que elevan el arco. Al apretar hacia abajo, la recurva crea
naturalmente. Cuidado al apretar con prensas metálicas, para no marcar la
madera: hay que poner una cuña o un trapo, o algo blando entre prensilla y
madera. Aquí se han usado prensillas de palanca, de las usadas en construcción
de instrumentos musicales (soy luthier de profesión), que además de ser de madera,
tienen una almohadilla de corcho para proteger las superficies que aprietan.
El arco con ambos extremos apretados. Las recurvas pueden parecer muy radicales,
pero luego no lo serán tanto. Hay que dejar todo unas 24 horas secando.
Un extremo tras soltar la prensillas. La madera trata de volver a su estado original.
El arco sin cuerda.
Y con cuerda. Una pala (la derecha) ha cedido más que la otra. Vuelta a equilibrar con escofina
y cuchilla. La regla de oro es:
Quitar madera donde no flexione bastante, y NO TOCAR donde ya flexione.El arco a plena apertura. Hay que retocar la pala izquierda, como sospechábamos al poner la cuerda.
Más escofina y más cuchilla.
Se mantiene el arco a plena apertura sólo un par de segundos, y se suelta suavemente. Insisto.
El arco, terminado de equilibrar, sin cuerda.
En ningún momento se han sobre pasado las 30 libras que es la potencia final que se buscaba.
Empiezan las tareas de acabado.
Se tallan los tips o puntas de forma definitiva. La ranura de la cuerda se redondea
con una lima de cola de ratón, y se elimina toda arista afilada que pudiera cortar la cuerda.
Se lija todo el arco (no hay fotos del lijado) con lija de grano cada vez más fino y se repasa
todo con lana de acero. Si se quiere ser primitivo, en vez de lija se puede usar arena en un
trozo de cuero, y la planta llamada Cola de caballo (
Equiseto maior) para el pulido final.
Se le puede dar ya al arco una mano de aceite o cera. (Tampoco hice fotos).
Luego, hay que bruñir el arco para apretar y comprimir las fibras de la madera unas contra otras.
Aunque parezca mentira, se evitan muchas fracturas con este bruñido. En la foto, se está haciendo
con una barra de acero. Hay que apretar bien fuerte.
Si no se usa acero, se puede usar un hueso (de hecho, en inglés se llama “
boning” al
bruñido). Se deben usar las dos manos para apretar fuerte, pero de nuevo, yo
necesitaba la otra mano para hacer la foto. Lo importante es que el objeto con
el que se bruña sea liso y no raye el arco. Al final, la madera debe hasta
brillar un poco. Tras el bruñido, se dan más capas de aceite o cera, que serán
menos absorbidas por la madera (el bruñido la ha hecho más densa en superficie).
Una capa final de cera y un buen frote con lana o gamuza harán brillar el arco.
La empuñadura es un rectángulo de cuero, cosido aquí con dos agujas y punto
de espiga o pelota (es como se cosen las de béisbol o frontón).
Ester arco no lleva reposaflechas de ninguna clase, y el borde de
la empuñadura cumple esa función.
La marca del artesano. Se me movió al marcar, leñe…
Va en la pala inferior para no distraer la puntería.
Con la escuadra de arquero se mide el “fistmele” o distancia entre cuerda o empuñadura.
Habría que encontrar una palabra en castellano para este concepto… En este caso, son
6 pulgadas: es un arco pequeñito. Lo normal serían 7 ó 7 ½ en un arco más largo, o con algo de
recurva. Las 13 pulgadas de algunos arcos recurvos de fibra de vidrio nunca las
soportaría un arco de madera. Bueno, soportarlas sí, pero el arco no duraría mucho.
El punto de encoque. Se tiene en cuenta el grosor del vástago de la flecha, y un poco más.
En estos arcos, hay un solo punto, y no dos como en los de tiro olímpico. La flecha se coloca
bajo el punto de encoque, y el “nudo” la sujeta (más o menos). El punto se ha hecho con hilo
encerado. No lleva nudo, porque la última vuelta se cose bajo las anteriores.
Arco listo.
Misión cumplida.
Otro día, fotos tirando.