La gente quiere inmortalizar el momento (¡qué manía de querer fijar el tiempo! Venga a hacerse fotos y selfies con las cabezas juntas para subirlas a Facebook), y si de paso, es una imagen super-mega-espectacular y se hacen famosos, pues eso.
Y como hay gente que es menos inteligente que su teléfono móvil, pues siempre hay alguien a quien se lo lleva una ola.
Y luego, rescates y rechinar de dientes.