Bienvenido.
Sí, sí, pero se comparte más hablando.
No lo digo por ti, a quien no conozco de nada y a quien, por lo tanto, no tengo nada que objetar.
Lo decía porque tras la obviedad de la frase se puede alojar un sentimiento egoísta y/o una justificación de semejantes comportamientos.
Bienvenido de nuevo.