Buenas noches, cueva.
Me llamo Iris, tengo 25 años y vivo en un pueblecito de unos veinte habitantes perdido en las montañas de Lleida. Y la verdad es que aquí se lleva más la vida anciana que la vida ancestral.
Como sea, descubrí el concepto "paleo" hace poco más de año y medio, y uff, me cambió la jodida vida. No tanto la dieta en si, o la visión sobre el entrenamiento, sino la filosofía que subyace en todo esto. Es decir: hemos perdido de vista la vida para la que estamos diseñados. Esa idea me dejó alucinada. ¿Cómo vamos a sentirnos bien y ser felices si hacemos cosas que no nos corresponden? O las comemos, o lo que sea.
A partir de aquí, claro, empecé a tontear con la dieta paleo (al dejar el trigo y el gluten del mal descubrí que le soy intolerante) y, en especial, con el paleotreining, o el movimiento natural. Me encanta.
He pasado de querer "estar delgada a cualquier precio", a olvidarme de la báscula y limitarme a comer bien, mudarme a la montaña y a trotar todo el día entre árboles como las cabras. Ha sido un cambio cualitativo brutal.
Y nada. ¡Con ganas de aprender mucho más de todo este movimiento, que parece cada vez más amplio!
Un abrazo, cueva,
Iris.