Lo primero, eso no es ni un machete ni un puñal: es (o va a ser) un cuchillo.
En mi opinión, es mucho mango para esa hoja.
Hay que procurar equilibrar la anchura de uno y otra, o tendrás problemas para hacer una funda en la que quepa todo sin que te quede el cuchillo bailando dentro.
Y, por supuesto, tienes que cuidar la ergonomía del mango, que entre bien en la mano, y que el ángulo que formen hoja y mango sea cómodo de utilizar, so pena de fatigar la mano y el antebrazo (bienvenida, tendinitis) cuando trabajes con un cuchillo un rato.
Lo de la ergonomía en las herramientas tiene más miga de lo que parece, y no se debe dejar llevar uno solamente por la estética, o lo atractivo de un diseño.
Hay que pensar en cómo se trabajará con la herramienta, una vez esté terminada.
Otra cosa: si el cuerno es hueco (que imagino lo es), fijar esa hoja exclusivamente con cemento primitivo no será suficiente.
Si la hoja es enteriza, deberás remachar hoja y cuerno, y luego rellenar.
Si la hoja es de espiga, rellenar tanto cuerno con cemento primitivo (que sujeta, pero no pega, recuerda) hará un mango muy pesado, y en cuanto des un golpe, o aprietes mucho el filo contra algo medio duro, se soltará la hoja.
Garantizado.
De todas formas, ya te digo de entrada que me parece mucho mango para esa hoja.
Mira estas dos fotos de cuchillos cachicuernos:
En la primera foto, a pesar de la rusticidad del cuchillo, el mango y la hoja mantienen una cierta armonía: mango y hoja son de una anchura similar, y el dorso de la hoja forma una línea continua con la curva del mango. La punta de la hoja (o lo que queda de ella) se sitúa en un plano inferior al dorso del cuchillo, con lo que se puede trabajar con la punta sin levantar mucho el codo (algo que a la larga fatiga todo el brazo desde el hombro), y se controla mejor la labor.
Ese cuchillo, a pesar de lo crudo que parece, está bien resuelto, y bastante pensado.
Su autor sabía lo que hacía.
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El segundo cuchillo es más estético, y menos utilitario.
Se ha resuelto bien la transición entre mango y hoja añadiendo un trozo de madera o cuerno macizo pulido, y se sella la junta de hoja y mango con una arandela a modo de guarda.
Pero las líneas del mango van por un lado, y las de la hoja por otro.
Al empuñar ese cuchillo la hoja queda con la punta levantada, y el mango tampoco parece ser muy ergonómico.
Apostaría algo a que no se trabaja mucho rato seguido con ese cuchillo sin fatigar la mano y el brazo.
Que me perdone su autor, pero lo veo más como un cuchillo de colección, para una vitrina, que como una herramienta de corte.
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No sé si te he ayudado algo con estas consideraciones estético-funcionales.