La técnica del video no está mal. Te quita el estrés de darte prisa en meter el arco en un molde, o fijarlo con gatos (sargentos o prensillas, se llaman en otros sitios) cuando ya está caliente.
El problema es colgar el suficiente peso, o saber cuánto tienes que revirar el arco en sentido contrario a la torsión inicial.
Pero eso ocurre también con el sistema de prensillas.
Calor seco, o vapor...
Cada cual tiene sus preferencias.
Yo suelo usar vapor porque me garantiza que no voy a quemar la madera, o calentarla hasta un punto en el que se vuelve frágil.
Aunque si usas calor seco, untar la madera con aceite puede prevenir esa sequedad y fragilidad.
Así todo, para rectificar un arco en un punto concreto, sí uso de vez en cuando un soplete o pistola de decapar y aceite de linaza.
Si usas calor seco y mojas el arco con agua, enfrías la madewra y tienes que volver a empezar. Salvo que mojes la madera con agua hirviendo, claro. Pero personalmnete, si tengo ya agua hirviendo, prefiero vaporizar el arco.
No es necesario hacer una cámara de vapor, aunque yo tengo dos: una que es un tubo de acero tapado en el fondo, que lleno de agua y coloco sobre un hornillo, con el arco dentro, y lo dejo cociendo una hora más o menos (esto no es una cámara de vapor, pero cocer la madera es el método tradicional que usaban los carpinteros de ribera para doblar las tablas del casco de los barcos). Y la otra son dos cajas alargadas de madera, que se ensamblan en el medio, con un agujero de entrada de vapor, al que enchufo un tubo (un latiguillo de fontanería) que a su vez está enchufado al otro extremo a la tapa de una olla a presión. Una hora de vapor endereza un arco o un bastón sin mayores problemas.
Para áreas concretas de un arco, como recurvar los extremos, es tan simple como poner el arco sobre una olla con agua hirviendo, y tapar con un trapo o toalla. Al cabo de una hora, se saca el arco (tras apagar el fuego, claro), y se coloca rápidamente sobre una plantilla, molde o dos tacos, se aprieta con sargentos, y se deja toda la noche secando y enfriando.
Hay que trabajar deprisa, porque la madera, en cuando se enfría, se pone rígida de nuevo.